Quince años de duelo ante el
dolor de una madre palestina
Robi
Damelin*
Han pasado quince años
desde que perdí a mi hijo David. Tras 15
años de esfuerzos de reconciliación y convivencia con los palestinos, no estuve
lista para escuchar el emotivo mensaje de Suha Abu Khdeir, la madre de Mohammed
Abu Khdeir, quemado
a muerte por tres judíos israelíes en el verano de 2014. Abu Khdeir se plantó frente a 200 mujeres
israelíes y palestinas y nos habló en un idioma que sólo las madres podrían
comprender plenamente.
No hay
competencia cuando se trata de duelo. Quien ha perdido a un hijo o una hija sufre el
peor dolor que un ser humano puede sufrir. Pero la desenvoltura de Abu Khdeir para hablar
públicamente de las circunstancias de la muerte de su hijo, y para superarlas
para convertirlas en un mensaje de reconciliación, nos emocionó y nos hizo
sentir muy orgullosas de esta valiente mujer.
“No he
logrado conciliar el sueño de noche en estos tres años; cada día que pasa soy
yo la que se está quemando por lo que le pasó a Mohammed”, dijo. “Mohammed me dejó
un mensaje de que debo trabajar para lograr justicia para mí y para él. Que debo trabajar para que ninguna otra madre
pierda a su hijo.”
Ante
estas palabras no había una sola garganta en el auditorio que no se hubiera cerrado
por el llanto ahogado, ni ojos sin lágrimas. Una mujer que tiene todas las razones en el
mundo para odiar está buscando reconciliación. Ella que ha sufrido el peor dolor posible
quiere detener el ciclo continuo de derramamiento de sangre.
Abu
Khdeir participaba en un
evento organizado el 10 de marzo por The Parents Circle - Families Forum
para conmemorar el Día Internacional de la Mujer. El evento, que tuvo lugar en la ciudad cisjordana
de Beit Yala bajo el lema "Rompiendo
el muro que nos divide", contó con la asistencia de más de 200 mujeres
palestinas e israelíes. Nuestra intención:
transmitir un mensaje de reconciliación, un mensaje de unión. Todas las mujeres que estuvimos allí presentes
creemos que sin un proceso de reconciliación no tenemos futuro aquí. Podemos firmar tratados de paz, pero sin un
verdadero entendimiento, sólo habrá más ceses al fuego que sólo durarán hasta
que estalle la siguiente guerra.
http://www.huffingtonpost.com/entry/breaking-the-walls- between-us_us_58cae9dde4b07112b6472bc8? |
Tras el
emotivo discurso de Abu Khdeir, las mujeres unidas rompimos un muro simbólico
que fue construido ese mismo día. Juntas
rompimos ese muro simbolizando el deseo de todas nosotras de vivir lado a lado,
como dos naciones con igualdad de derechos en dos estados soberanos e
independientes, sin ignorar el entendimiento de que al final tendremos que
compartir la misma tierra.
Al
final del evento marchamos juntas por una carretera. Recibimos diversas reacciones por parte de
los conductores que se dirigían hacia un puesto de control. Hubo quienes tocaron su claxon en solidaridad
y hubo algunos otros que nos maldijeron. No es muy común ver a cientos de mujeres
palestinas e israelíes marchando juntas en medio de los territorios palestinos
llevando un mensaje de paz y reconciliación. A pesar de que no es algo común, es una mirada
reconfortante que me hizo sentir que, a pesar de los resentimientos, a pesar
del conflicto en curso, a pesar de la violencia, todavía hay esperanza de que
llegará el día y alguien escuchará a estas mujeres maravillosas; alguien que
entienda que todos nosotros, ciudadanos y líderes, debemos seguir el ejemplo de
Suha Abu Khdeir.
Ya es
hora de que las mujeres se sienten en la mesa de negociaciones y participen
activamente en las conversaciones que determinan nuestro destino. Después de
todo lo dicho y hecho, somos las mayores víctimas de este conflicto en curso.
Durante
la última ronda de violencia en Gaza, cuando corrí al refugio en el edificio
donde vivo, miré al niño de mi vecino jugando a la pelota y me di cuenta de la
suerte que tengo de tener un refugio para correr cuando sea necesario. Pensé en la madre de Sderot que dijo que tenía
sólo 15 segundos para llegar a una zona segura con sus tres hijos, uno de los
cuales está en una silla de ruedas, y se ve obligada a decidir a quién llevará
primero a ese refugio. Pensé también en
las madres palestinas que no tienen refugio.
Terminamos
nuestra pequeña marcha por la paz cantando “Imagine” de John Lennon: “Puedes
decir que soy una soñadora / Pero no soy la única”. Estoy orgullosa de formar parte de un
maravilloso grupo de mujeres y hombres que no dejan de soñar y hacen todo lo
posible para que el sueño de la reconciliación se convierta en una realidad.
Ahora
ellos, -los políticos, generales y analistas-, están pronosticando otra guerra para
el próximo verano. Este es precisamente
el momento de frenar el recurrente derramamiento de sangre. ¿Cuántas víctimas más tendremos que sacrificar
antes de ponerle un alto?
*Robi Damelin es una
madre en duelo y miembro del ejecutivo de The Parents Circle - Families Forum.
(Publicado originalmente como 15 Years of GriefFailed to Prepare Me for One Palestinian Mother's Brave Message en Ha'aretz. Traducción:
José Hamra Sassón).
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