“Cuando uno atribuye todos los errores a los otros y se cree irreprochable, está preparando el retorno de la violencia, revestida de un vocabulario nuevo, adaptada a unas circunstancias inéditas. Comprender al enemigo quiere decir también descubrir en qué nos parecemos a él.” – Tzvetan Todorov


sábado, 4 de diciembre de 2010

"Tarde o temprano encontraremos una solución" - Barnea y Allami


ENTREVISTA: ALMUERZO CON... A. BARNEA Y S. ALLAMI


"Tarde o temprano encontraremos una solución"


ANA LORITE 04/12/2010


Ella no come cerdo y él es capaz de explicar el origen de la palabra "hígado" según Ortega y Gasset. Son una pareja de viaje atípica: Suheir Allami, de 24 años, palestina de Hebrón, musulmana, y Aaron Barnea, de 69 años, israelí, judío, militante de izquierdas. Ambos son miembros del Círculo de Padres-Foro de Familias (CPFF), colectivo a favor de la paz en Oriente Próximo.


Ella no come cerdo y él es capaz de explicar el origen de la palabra "hígado" según Ortega y Gasset. Son una pareja de viaje atípica: Suheir Allami, de 24 años, palestina de Hebrón, musulmana, y Aaron Barnea, de 69 años, israelí, judío, militante de izquierdas. Ambos son miembros del Círculo de Padres-Foro de Familias (CPFF), colectivo a favor de la paz en Oriente Próximo. Quieren comida mediterránea. Barnea pregunta por el salmorejo, lo comió una vez en España y quedó fascinado. El camarero recomienda su salmorejo, soldaditos de Pavía y ensaladilla para empezar. Suheir le pregunta con timidez: "¿Es usted egipcio?".


Barnea perdió a su hijo menor Noam, soldado, en acto de servicio en Líbano, en 1999. Allami, a su abuela Naima cuando una bomba del Ejército israelí cayó sobre su casa. Seiscientas familias pertenecen al Círculo, demasiadas vidas rotas, que han decidido unir sus duelos y compartir su dolor para lograr lo que no han conseguido años de guerras y de negociaciones políticas. "Afortunadamente, no cualquiera reúne las credenciales apropiadas para formar parte de nuestra organización", afirma irónicamente Aaron Barnea, encargado de las relaciones internacionales. Y es que el precio que hay que pagar para pertenecer al CPFF es demasiado alto: es necesario haber perdido a un miembro de su familia en el conflicto que mata a palestinos e israelíes desde hace más de medio siglo.


La joven lo apunta todo en un cuaderno infantil con un bolígrafo rosa: "Estoy aprendiendo español", dice con una amplia sonrisa. Cuenta que se dejó convencer por su padre para ingresar en el CPFF. "Creo que cometí un error, tenemos demasiado trabajo". Renococe que no siempre resulta fácil que sus vecinos y amigos entiendan su labor, "aunque sí me respetan". Con sus compañeros de universidad (estudia Literatura Inglesa) el entendimiento es mejor.


Aaron Barnea se confiesa optimista: "Tarde o temprano encontraremos una solución". Habla con admiración de los palestinos miembros del CPFF. "Hay una gran diferencia entre los israelíes y los palestinos que integramos el Círculo. Los israelíes somos, mayoritariamente, padres que hemos perdido a nuestros hijos soldados. Somos casi todos militantes por la paz y estamos familiarizados con este tipo de organizaciones. Los palestinos, no. Ellos, en la mayoría hermanos y hermanas de fallecidos, han tenido que dar un salto mortal para formar parte de la organización. Barnea se siente orgulloso de la labor del CPFF en las escuelas: "Tenemos que dar a los chicos la visión del otro lado, dar a conocer al otro, humanizarlo". Y mientras la joven alaba la merluza, Aaron "bromea" con sus principios religiosos: "Pues con vino está mucho mejor, tú te lo pierdes. A propósito, ¿queda vino?", pregunta con una sonrisa traviesa.


Diálogo, reconciliación y paz se repiten con insistencia. "Esta organización busca la esperanza". Y justifica, desde su dolor, por qué defiende la reconciliación en lugar de la venganza. "El sufrimiento por la pérdida de los nuestros no es patrimonio de ninguna de las partes. Es totalmente necesario entender al otro", afirma Barnea. Suheir no puede evitar expresar su admiración: "Aaron, eres un hombre sabio".


Tras los helados, esta pequeña Babel se despide: "Thank you, shokran, todá, gracias...". "Cualquier momento es bueno para hablar de paz", concluye Barnea.



http://www.elpais.com/articulo/ultima/Tarde/temprano/encontraremos/solucion/elpepiult/20101204elpepiult_2/Tes