one voice
"Hola a todos,
Nos gustaría agradecer a cada uno de ustedes por su apoyo y por animarnos a continuar. Estoy muy contento de tener a tanta gente de todo el mundo leyendo nuestro blog. Creo que es el momento para que, como ciudadanos, hagamos un llamado a poner fin a la violencia. Sé que no es algo fácil de hacer, pero creo que si toda la gente que cree en la paz se une en una sola voz, entonces algo sucederá. Creo que mucha gente quisiera hacer algo para ayudar, y considero que hemos dado el primer paso. Juntos daremos el siguiente. Los movimientos a favor de la paz deberían ser más activas. Cuando había calma, los veíamos activar más seguido, ahora no tanto. Los gobiernos en el mundo deberían cambiar y poner fin a la violencia. Creo que si la gente en su respectivo país demustra a sus gobiernos que queremos acabar con la violencia, entonces algo cambiará. Hagamos lo que estám dejando de hacer los gobiernos. Seamos una sola voz para poner fin a la violencia. Peace Man."
El mensaje podría ser calificado de romántico, sino es que ingenuo. Sin embargo, dista de serlo. En la desesperación que se vive en Gaza y Sderot estas voces que se expresan recomponen, aunque sea mínimamente, las leves esperanzas para alcanzar un acuerdo de paz entre israelíes y palestinos.
En este tenor, pues, también rescatar la postura de Amos Oz respecto a las voces que se alzan en Israel a favor de una intervención militar en Gaza. Las consecuencias de reocupar la franja de Gaza serían costosísimas para Israel y los palestinos.
TRIBUNA: AMOS OZ
No debemos invadir Gaza
AMOS OZ 19/02/2008
La ira, la frustración y las invectivas hacen que nos hierva la sangre. Pero Israel no debe caer en la trampa que nos tiende Hamás: no debemos invadir Gaza. El número de bajas en una invasión terrestre de Gaza será muy superior al causado por los misiles Qassam en los últimos siete años. Durante cinco de esos siete años de Qassam, controlamos toda la franja de Gaza y, aun así, se dispararon cientos de cohetes contra Sederot, y eso además de los repetidos ataques sangrientos contra los colonos israelíes que vivían allí. Por lo visto, lo hemos olvidado. Volver a ocupar la franja de Gaza no acabará necesariamente con los lanzamientos de cohetes contra Sederot y sus alrededores.
Además de esos ataques, nuestras fuerzas de ocupación sufrirán atentados un día sí y otro no, con bombas al borde de la carretera, armas de fuego y sangrientos ataques de terroristas suicidas. Además, si invadimos Gaza conseguiremos unir a las masas palestinas y a los países árabes y musulmanes detrás de Hamás, que ahora está aislado y cuenta con el desprecio de la mayor parte de los árabes. En cuanto las fuerzas israelíes invadan Gaza, los combatientes de Hamás serán, para los palestinos, el mundo árabe y la opinión pública internacional, los defensores de una Masada palestina; unos pocos contra muchos, los barrios residenciales contra el ejército regular, los campos de refugiados sobrevolados por escuadrones de bombarderos, los niños contra los carros de combate, David contra Goliat. Si conquistamos Gaza, acabaremos sentados sobre espinas y escorpiones. La fuerza de ocupación no tendrá un solo día de paz.
Tampoco lo tendrán los habitantes de Sederot ni del área en torno a ella.
Incluso en estos momentos de indignación, en los que nuestros corazones están con los israelíes que sufren allí, no debemos olvidar que la raíz del problema de Gaza está en los cientos de miles de seres humanos que se pudren en los campos de refugiados, unos campos que son caldos de cultivo de pobreza, desesperación, ignorancia, fanatismo religioso y nacionalista, odio y violencia. Desde el punto de vista histórico, no puede haber solución al problema de Gaza mientras no exista en el horizonte, por lo menos, un mínimo de esperanza para ese pueblo desesperado. ¿Qué podemos hacer, pues? Podemos y debemos lograr un alto el fuego con Hamás en gaza. Un alto el fuego, por supuesto, tendrá un precio político elevado. Pero, de todos los precios que tendría que pagar Israel por una decisión apresurada y errónea, ése es el menos letal y el más soportable.
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La apuesta está en seguir construiyendo otra realidad. Un reflejo de esta actitud lo muestran David Broza y los hermanos Said y Wisam Murad, autores de "In My Heart", el amor a la Tierra.