“Cuando uno atribuye todos los errores a los otros y se cree irreprochable, está preparando el retorno de la violencia, revestida de un vocabulario nuevo, adaptada a unas circunstancias inéditas. Comprender al enemigo quiere decir también descubrir en qué nos parecemos a él.” – Tzvetan Todorov


miércoles, 20 de febrero de 2008

No es necedad, sino necesidad de construir otra realidad

Me permito traducir lo que escribió "Peace Man", el palestino de Sayaia, el miércoles 20 de febrero en el blog Life must go on in Gaza and Sderot. Me parece interesante, considerando que la noción que impera respecto a Gaza es que de ese territorio palestino sólo emena odio hacia Israel.

one voice
"Hola a todos,
Nos gustaría agradecer a cada uno de ustedes por su apoyo y por animarnos a continuar. Estoy muy contento de tener a tanta gente de todo el mundo leyendo nuestro blog. Creo que es el momento para que, como ciudadanos, hagamos un llamado a poner fin a la violencia. Sé que no es algo fácil de hacer, pero creo que si toda la gente que cree en la paz se une en una sola voz, entonces algo sucederá. Creo que mucha gente quisiera hacer algo para ayudar, y considero que hemos dado el primer paso. Juntos daremos el siguiente. Los movimientos a favor de la paz deberían ser más activas. Cuando había calma, los veíamos activar más seguido, ahora no tanto. Los gobiernos en el mundo deberían cambiar y poner fin a la violencia. Creo que si la gente en su respectivo país demustra a sus gobiernos que queremos acabar con la violencia, entonces algo cambiará. Hagamos lo que estám dejando de hacer los gobiernos. Seamos una sola voz para poner fin a la violencia. Peace Man."

El mensaje podría ser calificado de romántico, sino es que ingenuo. Sin embargo, dista de serlo. En la desesperación que se vive en Gaza y Sderot estas voces que se expresan recomponen, aunque sea mínimamente, las leves esperanzas para alcanzar un acuerdo de paz entre israelíes y palestinos.

En este tenor, pues, también rescatar la postura de Amos Oz respecto a las voces que se alzan en Israel a favor de una intervención militar en Gaza. Las consecuencias de reocupar la franja de Gaza serían costosísimas para Israel y los palestinos.

TRIBUNA: AMOS OZ
No debemos invadir Gaza
AMOS OZ 19/02/2008
La ira, la frustración y las invectivas hacen que nos hierva la sangre. Pero Israel no debe caer en la trampa que nos tiende Hamás: no debemos invadir Gaza. El número de bajas en una invasión terrestre de Gaza será muy superior al causado por los misiles Qassam en los últimos siete años. Durante cinco de esos siete años de Qassam, controlamos toda la franja de Gaza y, aun así, se dispararon cientos de cohetes contra Sederot, y eso además de los repetidos ataques sangrientos contra los colonos israelíes que vivían allí. Por lo visto, lo hemos olvidado. Volver a ocupar la franja de Gaza no acabará necesariamente con los lanzamientos de cohetes contra Sederot y sus alrededores.
Además de esos ataques, nuestras fuerzas de ocupación sufrirán atentados un día sí y otro no, con bombas al borde de la carretera, armas de fuego y sangrientos ataques de terroristas suicidas. Además, si invadimos Gaza conseguiremos unir a las masas palestinas y a los países árabes y musulmanes detrás de Hamás, que ahora está aislado y cuenta con el desprecio de la mayor parte de los árabes. En cuanto las fuerzas israelíes invadan Gaza, los combatientes de Hamás serán, para los palestinos, el mundo árabe y la opinión pública internacional, los defensores de una Masada palestina; unos pocos contra muchos, los barrios residenciales contra el ejército regular, los campos de refugiados sobrevolados por escuadrones de bombarderos, los niños contra los carros de combate, David contra Goliat. Si conquistamos Gaza, acabaremos sentados sobre espinas y escorpiones. La fuerza de ocupación no tendrá un solo día de paz.
Tampoco lo tendrán los habitantes de Sederot ni del área en torno a ella.
Incluso en estos momentos de indignación, en los que nuestros corazones están con los israelíes que sufren allí, no debemos olvidar que la raíz del problema de Gaza está en los cientos de miles de seres humanos que se pudren en los campos de refugiados, unos campos que son caldos de cultivo de pobreza, desesperación, ignorancia, fanatismo religioso y nacionalista, odio y violencia. Desde el punto de vista histórico, no puede haber solución al problema de Gaza mientras no exista en el horizonte, por lo menos, un mínimo de esperanza para ese pueblo desesperado. ¿Qué podemos hacer, pues? Podemos y debemos lograr un alto el fuego con Hamás en gaza. Un alto el fuego, por supuesto, tendrá un precio político elevado. Pero, de todos los precios que tendría que pagar Israel por una decisión apresurada y errónea, ése es el menos letal y el más soportable.
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http://www.elpais.com/articulo/internacional/debemos/invadir/Gaza/elpepiint/20080219elpepiint_10/Tes


La apuesta está en seguir construiyendo otra realidad. Un reflejo de esta actitud lo muestran David Broza y los hermanos Said y Wisam Murad, autores de "In My Heart", el amor a la Tierra.

Gaza y Sderot: ¿coexistencia en medio de la guerra?

"Peace Man" es un palestino que vive en Sayaia, un campo de refugiados en Gaza. "Hope Man" es un israelí que vive en Sderot, una ciudad al sur de Israel. Tienen una larga amistad, pero la violencia en ambos lados de la frontera que los separa no les ha permitido reunirse. Bajo estos seudónimos, decidieron crear Life must go on in Gaza and Sderot, un blog que les permite comunicarse, y comunicar al mundo, sus deseos de paz y esperanza frente a la violencia que en los últimos años se ha adueñado de su vida cotidiana.

Llama la atención que este blog fue abierto el 20 de enero pasado, el día en que el gobierno de Israel decidió cortar el flujo de energéticos a la franja de Gaza. A lo largo de la semana previa, militantes de Hamas habían lanzado hacia Sderot unos 200 misiles Kassam. En medio de esta guerra de desgaste, un israelí y un palestino resisten y demuestran una vez más que la paz, basada en la coexistencia, es posible y, además, EXISTE. Claro, la advertencia que hacen no se puede soslayar: PAREN LA VIOLENCIA ANTES DE QUE SEA DEMASIADO TARDE.

Justo hoy el periódico Ha'aretz publica A blog where borders don't matter, una reseña sobre Life must go on in Gaza and Sderot y el contexto en el que se crea.

José Hamra Sassón.

sábado, 2 de febrero de 2008

Barenboim: Atravesar el Espejo sin lastimarse

El 12 de enero de 2008 Daniel Barenboim se convirtió en la primera persona en el mundo en tener la ciudadanía israelí y la palestina. Después de un concierto en Ramallah, Barenboim aceptó la ciudadanía honoraria que le ofreció la Autoridad Palestina. Barenboim es un judío nacido en Argentina que emigró a Israel a los 10 años con su familia (ver su biografía oficial aquí). Hoy es un renombrado director de música que ha dedicado la última década a construir puentes que acerquen a israelíes y palestinos a través de la creación musical. Su proyecto más conocido es el West-Eastern Divan, que fundó en 1999 junto con el intelectual palestino-estadounidense Edward Said. Este proyecto reúne a jóvenes músicos de Israel, Palestina, otros países árabes y Europa.

De acuerdo a la página de la Warner Classics, Barenboim define el West-Eastern Divan "como un foro donde jóvenes de Israel y los países árabes se pueden expresar líbre y abiertamente, a la vez que escuchan la narrativa [sobre el conflicto] del otro. No es necesariamente un asunto de aceptar la narrativa del otro, o de estar de acuerdo con ella, pero si de la indispensable necesidad de aceptar su legitimidad. Creemos en sólo dos ideas políticas necesarias y absolutas: (1) No existe una solución militar al conflicto israelí - palestino [y] (2) Los destinos de los pueblos israelí y palestino están inextricablemente ligados y la tierra, a la que unos llaman Gran Israel y otros Palestina, es una tierra para dos pueblos."

El West-Eastern Divan ha sido adoptado como uno de los proyectos de la Fundación Barenboim-Said (fundada a iniciativa de la Junta de Andalucía, España).

Presento aquí, por su alto valor testimonial, el artículo que publicó Barenboim el 2 de febrero en el diario español El País





EL PAÍS

TRIBUNA: DANIEL BARENBOIM


Doble ciudadanía

DANIEL BARENBOIM 02/02/2008

He afirmado con frecuencia que los destinos de los pueblos israelí y palestino están inextricablemente ligados y que el conflicto no tiene solución militar. El hecho de que, hace poco, haya aceptado la nacionalidad palestina, me ofrece la oportunidad de demostrarlo de forma más tangible.

Cuando mi familia se trasladó de Argentina a Israel en los años cincuenta, una de las intenciones de mis padres era ahorrarme la experiencia de crecer como parte de una minoría, una minoría judía. Querían que creciera siendo parte de una mayoría, una mayoría judía. Lo trágico es que mi generación, a pesar de haberse educado en una sociedad cuyos aspectos positivos y cuyos valores humanos han enriquecido enormemente mis ideas, ignoró la existencia en Israel de una minoría -una minoría no judía- que había sido la mayoría en toda Palestina hasta la creación del Estado israelí en 1948. Parte de la población no judía permaneció en Israel, y otros se fueron por miedo o se vieron desplazados por la fuerza.

En el conflicto palestino-israelí ha habido y hay una incapacidad de reconocer la interdependencia de las dos voces. La creación del Estado de Israel fue resultado de una idea de judíos y europeos que, si pretende proyectar su principio básico hacia el futuro, debe aceptar la identidad palestina como otro principio igualmente válido. Es imposible ignorar el desarrollo demográfico; los palestinos que viven en Israel son una minoría, pero una minoría que crece sin cesar, y hoy más que nunca es preciso escuchar su voz. Constituyen en la actualidad aproximadamente el 22% de la población de Israel. Es un porcentaje mayor que el que jamás representó una minoría judía en cualquier país, en cualquier periodo histórico. El número total de palestinos que viven en Israel y los territorios ocupados (es decir, el gran Israel para los israelíes o la gran Palestina para los palestinos) supera ya a la población judía.

Israel se enfrenta hoy a tres problemas al mismo tiempo: la naturaleza del Estado judío democrático moderno, su propia identidad; el problema de la identidad palestina dentro de Israel, y el problema de la creación de un Estado palestino fuera de Israel.

Con Jordania y Egipto se ha podido alcanzar lo que podría llamarse una paz congelada, sin poner en tela de juicio la existencia de Israel como Estado judío. Por el contrario, el problema de los palestinos dentro de Israel es mucho más difícil de resolver, tanto en la teoría como en la práctica. Para Israel significa, entre otras cosas, hacerse a la idea de que su tierra no estaba vacía ni despoblada, no era "una tierra sin gente", la idea que se propagó en el momento de su creación. Para los palestinos, significa aceptar que Israel es un Estado judío y que no va a desaparecer.

Pero los israelíes tienen que aceptar la integración de la minoría palestina aunque signifique cambiar ciertos aspectos de la naturaleza del Estado; también tienen que aceptar la justificación y la necesidad de la creación de un Estado palestino vecino al Estado de Israel. No sólo no hay alternativa ni una varita mágica que haga desaparecer a los palestinos, sino que su integración es una condición indispensable -por motivos morales, sociales y políticos- para la propia supervivencia de Israel. Cuanto más se prolonga la ocupación y más tiempo sigue desatendida la insatisfacción palestina, más difícil es encontrar incluso los mínimos elementos comunes. En la historia moderna de Oriente Próximo hemos visto demasiadas veces cómo las oportunidades de reconciliación desaprovechadas han tenido consecuencias terriblemente negativas para ambas partes.

Por lo que a mí respecta, cuando me ofrecieron el pasaporte palestino, lo acepté con ánimo de reconocer el destino palestino que yo, como israelí, comparto. Un auténtico ciudadano de Israel debe tender la mano abierta a los palestinos y, por lo menos, tratar de entender lo que la creación del Estado de Israel ha significado para ellos. El 15 de mayo de 1948 es el Día de la Independencia para los judíos, pero ese mismo día es Al Nakba, la catástrofe, para los palestinos. Un auténtico ciudadano de Israel debe preguntarse qué han hecho los judíos, famosos por ser un pueblo inteligente, lleno de erudición y cultura, para compartir su legado cultural con los palestinos. Un auténtico ciudadano de Israel debe preguntarse asimismo por qué los palestinos están condenados a vivir en los barrios más pobres y aceptar peores niveles de educación y atención sanitaria, en vez de que la fuerza de ocupación les proporcione unas condiciones de vida decentes, dignas y tolerables, un derecho común a todos los seres humanos.

En cualquier territorio ocupado, los ocupantes son responsables de la calidad de vida de los ocupados, y, en el caso de los palestinos, los sucesivos gobiernos israelíes de los últimos 40 años han fallado miserablemente en ese aspecto.

Los palestinos, como es natural, deben seguir resistiéndose a la ocupación y a todo intento de negarles las necesidades individuales básicas y el Estado. Sin embargo, por su propio bien, esa resistencia no debe manifestarse mediante la violencia. Cruzar el límite que separa la resistencia firme (incluidas manifestaciones y protestas no violentas) de la violencia no produce más que nuevas víctimas inocentes y, a la larga, no beneficia los intereses del pueblo palestino.

Al mismo tiempo, los ciudadanos de Israel tienen tantos motivos para estar pendientes de las necesidades y los derechos de los palestinos (tanto dentro como fuera de Israel) como de los suyos propios. Al fin y al cabo, en la medida en que compartimos una misma tierra y un mismo destino, todos deberíamos tener doble ciudadanía.

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http://www.elpais.com/articulo/opinion/Doble/ciudadania/elpepiopi/20080202elpepiopi_4/Tes


Para profundizar en la relación de amistad entre Daniel Barenboim y Edward Said, el siguiente video presenta una charla entre estos dos personajes en torno al conflicto israelí - palestino. Entre otras cosas, hablan de sus visiones basadas en el principio de "coexistencia" para resolverlo.